Detrás de las palabras
«El capitán y la tripulación les da la bienvenida a los pasajeros de este avión, y muy especialmente a los miembros de XXXX PLUS«.
¿Alguna vez te preguntaste por qué a los PLUS les dan una bienvenida más especial que la tuya? O si sos PLUS, ¿ese mensaje te hizo sentir superior?
Como amante e investigadora de las realidades que crean nuestras palabras, hace un tiempo vengo coleccionando ejemplos de lo que en el campo de la sociolingüística algunos llaman lenguaje de SUPERIORIDAD Y COMPARACION.
La manipulación cognitiva está basada, en gran parte, en esto. Por diferentes motivos, muchas personas necesitan sentir que son más de lo que son, o más que otros. Y entonces les venden el Premium, el PLUS, el VIP, algún tipo de distinción. Cuando te preguntás qué significa eso, o qué beneficios te trae, casi siempre es poco o nada. Es la sensación pasajera de sentirte un CRACK. Mejor. Más. Ganador. Superior.
La comparación y la manipulación que esto trae es, en realidad, violencia simbólica. Divide a las personas entre mejores y peores. Les hace creer a muchos que no valen nada, y a los que son iguales a ellos, pero compraron el PLUS, que son superiores.
¿Puede ser discriminatorio el lenguaje del campo semántico de los comparativos y la superioridad?
El lenguaje del campo semántico de los comparativos y la superioridad puede volverse discriminatorio cuando se utiliza de manera insensible para comparar a personas o grupos generando prejuicios o desigualdades. Aquí hay algunas formas en las que esto puede ocurrir:
Estigmatización basada en comparaciones:
Cuando los comparativos se utilizan para establecer jerarquías entre personas, puede dar lugar a la estigmatización de aquellos que son percibidos como inferiores en la comparación. Esto puede contribuir a la discriminación al reforzar estereotipos negativos.
Discriminación socioeconómica:
El uso de comparativos puede también perpetuar la discriminación socioeconómica si se utilizan para menospreciar a personas o grupos con menos recursos, sugiriendo que son inferiores en términos de estatus social o éxito.
Discriminación basada en la apariencia física:
El lenguaje de comparativos y superlativos también puede ser discriminatorio cuando se utiliza para evaluar o comparar la apariencia física de las personas. Esto puede contribuir a la presión social y a la discriminación basada en la apariencia.
Exhibición de recursos o estatus:
Muestran activamente signos de estatus o recursos para subrayar su posición de poder.
El lenguaje de estatus utilizado para vender una sensación de superioridad generalmente implica el uso de palabras, frases y tonos que, como vimos anteriormente, resalten la exclusividad, calidad excepcional o características premium de un producto o servicio. Este tipo de lenguaje busca crear la impresión de que aquellos que adquieren o utilizan el producto son parte de un grupo selecto y distinguido. Algunas estrategias comunes incluyen la utilización de términos exclusivos: El uso de palabras y frases que transmiten exclusividad, como «edición limitada», «exclusivo», «único», «excepcional», etc. Esto sugiere que el producto o servicio no está disponible para todos, sino solo para aquellos que son especiales o privilegiados.
Entramos en el ámbito de las distorsiones cognitivas, cuando en una publicidad hay asociaciones con estilos de vida de lujo. Vincular un producto o servicio con un estilo de vida lujoso, elegante o de élite. Esto se logra a través de la elección de imágenes, situaciones o testimonios que reflejen un alto estatus social. Otro ejemplo sería la asociación entre la felicidad y el consumo de cierta gaseosa, o el de tener muchos amigos si tomás determinada cerveza.
Es importante señalar que este tipo de lenguaje puede tener un impacto significativo en la percepción del consumidor, pero también puede generar escepticismo si se percibe como exagerado o poco auténtico. La autenticidad y la coherencia son elementos clave en la construcción de una marca que busca transmitir una sensación de superioridad.
Cuando las personas entramos en ese juego casi perverso, nos venden lo que quieren: la marca, el teléfono, la entrada, y también compran nuestros votos. Es por eso por lo que cuando no estamos alineados, ni sabemos qué deseamos realmente, o cuáles son nuestras prioridades, «compramos» lo que sea que nos haga sentir un poquito mejor. Entramos en la red de la manipulación pura. Muy interiormente, siempre sabemos que la sensación de orgullo, porque la azafata y la aerolínea te saludaron «especialmente», dura solamente…menos de 30 segundos.
Empecemos a notar el lenguaje de superioridad y comparación.
Si encontrás más ejemplos, te pido que los compartas conmigo. Me interesa mucho y es parte de lo que me gusta investigar. Si te interesa el tema, te recomiendo el material del sociolingüista Crispin Thurlow, quien se dedica a investigar el lenguaje y su influencia en las percepciones sociales. Dio una charla TED muy buena sobre la mediocridad, que es imperdible. Te la recomiendo.
Texto: Laura Szmuch.
Magister Psicología Cognitiva y del Aprendizaje
Profesora de idioma, con formación en lingüística
Master Trainer en PNL
Coach